Él se negó a obedecer
lo proclamado por el rey:
tanto mal y tanto dolor;
él jamás lo perdonará.
Sin familia y sin hogar,
sólo seguidores en su bando,
no tiene más ya porqué vivir,
sólo las ganas de luchar.
Con armas o sin ellas,
con cofrades a su lado,
luchando hasta la muerte,
su vida sacrificará.
Montado en un dragón,
en llamas todo ardió;
lo único que él quiere
es al rey decapitar
Se derramó sangre real,
en las manos del guerrero,
que ahora reina sobre todos
los que sufrieron y lloraron.
Pero sus ganas de luchar,
aún presentes están,
y sigue buscando por más
rivales que pueda matar.
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