miércoles, octubre 16, 2019

Texto: "Vapores".

Estaba siendo recorrido por una embriaguez emocional, un amor de hongos y una euforia de miel. Destapar el tinajo de las heridas resposadas, el añejo licor que se cuece enterrado en el ombligo, oler las frutas y saborear los taninos que se curten al ritmo del corazón.

Tu voz se hacía un timbre con colores, veía los sentimientos del sonido de tus palabras, lentamente se nutrían de volumen material y distinguía una mano hermosa, que sostenía una escudilla llena del licor herido, me lo entregaba sobre los labios, empapando las capas de piel y miedo. Yo sorbía.

La mano parecía una mezcla de la palma de mi madre y el dorso de mi padre.

Entendía que esa sopa en la que nos cocinamos al calor del cuerpo y el sudor, era la mezcla más ruda de amor y de carencias.

Pude ver tu ombligo borbotante de anís y menta, se volcaba en la sopa, junto con mis licores. Vaporoso baño en el que nos limpiamos el corazón y vaciamos los ombligos.

miércoles, mayo 29, 2019

Texto: "Epifanía de una memoria"

Yacía terriblemente consciente en los laureles y montes que rodeaban nuestra cama, indistinguible cualidad entre sueño o vigilia, aunque lúcido y voluntario. Sobre la cama escurría un ámbar sedoso, dulce y perfumado, goteaba desde tus ojos tristes que se confundían con las pupilas de las estrellas, decoración hermosa del cielo. El ámbar que nos humedecía las pantorrillas y lavaba las manos, también nutría los laureles, que comenzaron a murmurar tu nombre, un nombre sin elocuencia, integrado por tersos y plurales sonrisas, murmuraciones únicamente perceptibles para mi corazón de maíz y nuez.

Lloramos.

Y con el sabor a romero que salía de tus dientes fui guiando mis yemas en lectura del cabello, desde las costas hasta la hondura de esas sienes relucientes donde me detuve, expectante del romero que me abrazó y sumergió en  tu océano, ósculo deconstructor de identidad y realidad.

Y arrollados por el remolino de brasas, ceniza y llamas, nos cocinamos en un solo alimento que se devora a sí mismo, indistinguible, pero sutil y bello.

Perdí la noción de cuánto te amo.