miércoles, julio 21, 2021

Cuento: “Encuentro”.

Durante el camino hay un pequeño tramo, una curva que asciende de oeste a norte. En las noches es una callecita oscura, sin alumbrado público, ni pavimento. En el suelo hay rocas, arcilla y un área que parece tener cientos de pañales enterrados que sobresalen cuando llueve. En el límite cóncavo hay una propiedad igualmente oscura, de ladrillo, lámina y barro. Tiene un bosque de pinos cerca y abundantes matorrales en su extensión, densos, húmedos y negros. 

Una madrugada, corriendo, crucé por ese tramo del camino. Eran pasadas las cuatro de la madrugada, un cielo nublado y la Luna ausente. Todo oscuridad. 

Mi cuerpo inició una reacción conocida de temor, nerviosismo, vibración y excitación. Aumentó la claridad de mi visión, electricidad recorría toda mi piel y podía sentir los cabellos de punta. Continuaba corriendo en ascenso pero mi respiración y latidos solo respondían al miedo creciendo sin nombre, sin explicación más que ingresar a tal oscuridad del sendero.

La mente seguía serena.

Con mi vista periférica alcancé a ver una silueta que bien asemejaba a la estructura de un perro pero igualmente podría haber sido un gato o una enorme rata o una cabra... no tenía pelo, lo que veía me parecía ser piel, clara y con apariencia dorada muy tenue. Corría a mi izquierda, ligeramente más veloz que yo, lo vi acercarse pero me resistí a voltear a ver. Uno, dos, tres, cuatro pasos y la sentía encima, volteé vista y cuerpo, y me detuve en seco.

No había nada.