martes, noviembre 29, 2016

Relato: "La analogía".

Al salir del chance: audífonos, capucha, mirada al suelo, monologando en la mente. Es a diario mi aislamiento, el recorrido encapsulado, una travesía en burbuja hacia el bus. Sin ver el cielo, sin notar gente, sin mirar adelante. El tropezón, la caída, la rotura del cable de los audífonos.

La vi, faltando dos estaciones para mi destino. Primero noté sus antebrazos, levemente velludos, delgados, cortos y que viajaban hasta unas manos agudas, con uñas cortas y esmalte deteriorado. La cubría una chaqueta de lona evidentemente pasada de su talla. Sobre la chaqueta caían tornados acolchados de cabello castaño, mascados por el tirante cruzado de su morral de colores típicos. Rostro sin maquillaje, aniñado, fino, bien delimitado, sobre el que se acentuaba una mirada sin enfoque, ida.

Una mirada de la que se intuye futuros brotes lagrimales. Lentamente se vidreaba la superficie entre los párpados, y el color rojo se difundía despacio en la esclerótica. Varios espasmos musculares contraían sus comisuras labiales hacia abajo, se instalaba descaradamente la tristeza.

Sonó la alarma que evidenciaba el fin de mi recorrido en el bus; empujé un par de hombros, salí del bus, busqué mis inútiles audífonos en el bolsillo que compartían con mi pañuelo, lo tomé y, a través de la ventana, lo alcé a la que había visto llorar.

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