domingo, diciembre 27, 2009

Cómo varía...

Entre los matorrales desperté desorientado, deslumbrado y totalmente adolorido... Sólo recordaba su vestido negro, su cabellera ondulada, su figura curvilínea... rápida, recia.

Me levanté varias horas después, cuando la fuerza de mi cuerpo había regresado a su forma original, me desorienté aún más, pero logré sostenerme... Comencé a caminar, sin saber dónde me encontraba, o a dónde iba, o cómo había llegado ahí. Escuché el correr de las aguas de un río cercano, me premedité, y avancé desesperadamente a la orilla para conseguir saciar mi sed; lavar mis brazos y mi cara, despejar mi mente... Realmente estaba perdido, sólo notaba árboles, flores, hojas, ramas, troncos, humedad... No estoy seguro cuántos días pasé inconsciente caminando bajo la sombra de aquéllos abedules, pero de algo estaba seguro: necesitaba comida, agua y ayuda.

Como pude, armé una lanza, creo haber utilizado la rama de un árbol y una piedra en forma de flecha, las cuales até con las pitas de mis zapatos deportivos. Ahora estoy sentado sobre este tronco podrido, y no sé cómo cazar, no sé cómo sobreviviré... De pronto se asomó un jabalí, pequeño, pero con suficiente carne para alimentarme. Me desaté en furia y adrenalina, con los ojos abiertos y completamente eufórico ataqué al jabalí, lo perseguí durante varios kilómetros, hasta que mi oportuna lanza atravesó su cuello, dejándolo muerto al instante. De su sangre y entrañas me alimenté, así le di fin a mi hambre y a mi sed. Me recosté en el seno de un inmenso árbol, y dormí por horas, hasta el anochecer, cuando la lluvia me robó el sueño...

Al recobrar por completo la consciencia, mi alrededor se había distorcionado de tal forma que la junga húmeda y calurosa donde me encontraba ahora se parecía a mi patio trasero... y la lluvia nocturna que se llevó mi sueño era la regadora de césped...

Vino a mi mente la imagen de aquélla dama de vestido negro... su delicada mano en mi bebida burbujeante... Y en ese instante mi amnesia desapareció...

¡Malditas parrandas, malditos hongos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Di algo, o nada.